miércoles, 3 de febrero de 2016

La revolución de la abstinencia (para la mayoría)













Una vez que te acostumbraste al caviar, es muy difícil volver a la mortadela.



Estas palabras de la filósofa contemporánea Mariana Nannis ilustran un poco el duro CAMBIO que ha venido a proponernos el nuevo Gobierno: terminar con los “excesos” populistas que la mayoría ciudadana había asumido como derechos, a lo largo de estos años de kirchnerismo. Personas presentadas como serias y profesionales independientes pululan en la mayoría de los medios de comunicación queriendo convencernos de que vivimos una ficción y que es hora de “sincerar” nuestras posibilidades. Todo “por nuestro bien”, “para corregir los graves desequilibrios que acarrea la economía nacional, como consecuencia del desfalco de la administración kirchnerista”, “pesada herencia” y otros relatos fantásticos.






El cuentito que nos viene a contar Macri es el mismo que siempre expone el neoliberalismo para todo tiempo y lugar. No sólo soslayan las fallidas experiencias de estos recetarios en absolutamente todos los casos, sino que además ni siquiera son originales, y a ésto hay que decirlo bien claro: lo del equipo económico del Gobierno no es más que un compendio de zonceras económicas, instrumentadas a través de medidas sumamente regresivas para la mayoría de la población, pero que busca consenso social a partir de algo que ya le escuchamos -entre otros personajes nefastos de nuestra historia- a Cavallo: TODOS (y todas, claro), menos la clase alta, debemos hacer un “sacrificio” presente para obtener una supuesta -potencial, y jamás realizada- bonanza futura. Es decir: hambrearse y pasarla mal, esperando que el incremento de la tasa de ganancia de los grandes jugadores económicos derrame mágicamente sobre el resto de la sociedad, que mira la copa desde abajo.





En concreto: han venido a pedirnos que sonriamos para una foto donde tenemos que resignar cuestiones que considerábamos adquiridas en estos últimos años, empezando por la fuente laboral y el crecimiento de nuestro poder adquisitivo. ¿Piensan, acaso, que un sector de la ciudadanía que había progresado va a aceptar mansamente dejar de tener ese nivel de vida y confort al que se había habituado? ¿Creen que los retrocesos se van a aceptar porque “hay que hacer un sacrificio”? ¿Realmente consideran que la sociedad no tiene memoria histórica y va a admitir semejante cuento? Incluso los mismos votantes de Macri, frente a una pérdida sustancial de poder adquisitivo (de cerrar paritarias en un 25% estaríamos -como mínimo- ante 15 puntos menos salariales) y un conjunto de restricciones a conductas económicas que hasta ahora consideraban garantizadas sólo “por sus propios esfuerzos”, van a retirar el apoyo brindado. La confianza no es para toda la vida política, y una elección ganada no es un cheque en blanco de 4 años. Debiera(n) saberlo. Aún con la obscena cobertura mediática intentando generar el consenso social para justificar las políticas económicas regresivas para la inmensa mayoría, y brutalmente beneficiosas para la minoría intensa que lo apuntaló para llegar a la Casa Rosada. El Gobierno parece no tomar nota de ésto, y la paz social no se construye con grandes titulares y declamaciones. Van a advertirlo cuando llegue el momento de discutir paritarias.




Entonces, si tenés la suerte de seguir con trabajo (cuidalo mucho y ni se te ocurra exigirle algo a la patronal), el Gobierno te dice: basta de esta economía de mentira, donde cualquier clase media tarjetea y viaja en avión o conoce el exterior. Basta de salir a comer seguido. Basta de osar consumir primeras marcas con financiación subsidiada en 12 cuotas. Basta del crédito hipotecario con tasa muy por debajo de la de mercado, y con ínfimos requisitos para ser sujeto apto para ello. Basta de sueldos con poder adquisitivo. ¡Basta de repartir la torta! ¿Qué es esta locura del "fifty-fifty"? Basta de renovar los electrodomésticos e incrementar el consumo energético. Basta de escapadas los fines de semana largos. Basta de bajo desempleo y salarios altos en dólares. Basta de cambiar el auto. ¿Qué es esta locura de casi un millón de patentamientos, como ocurrió en el año 2013? Basta de partidos de los equipos grandes gratis y en HD. Basta de prótesis y dientes sanos para la gente pobre que no quiera ir a abrirle la boca a estudiantes de odontología en las grandes ciudades, etc.




Lo que nos cuentan estos profetas es que -básicamente- durante 12 años vivimos en una mentira a la que incluso comparan con el 1 a 1, como si acaso las variables del país (relación deuda/PBI, producción, empleo, cobertura previsional, convenios colectivos de trabajo, consumo, patrimonio del Estado, etc.) fueran idénticas y no elocuentemente inversas. Argumentan, entonces, que la decisión política desde el Estado de generar e impulsar una importante demanda agregada en estos años fue una iniciativa desmesurada y que no corresponde para un país periférico. Hablan de “recalentamiento de la economía” como consecuencia del afán demagógico populista, y otras zonceras ya harto demolidas por la realidad efectiva a nivel mundial: ninguna política de ajuste generó otra cosa distinta a recesión/desempleo/menos recaudación/más déficit/más deuda. A esta película ya la vimos. Sólo hay que recordársela a quienes aún permanecen atrapados en esa inmensa maraña desinformadora que los hace pensar y actuar en contra de sus propios intereses. Un clase alta votando a Macri es coherente, un laburante no. Ahí está (estuvo y estará) la clave: lograr traducir que hay un proyecto de país con los trabajadores en el centro, y otro con los trabajadores al costado.




Lo concreto es que la alegría no llegó. El miedo, sí. La sensación de que no cabe más tristeza es abrumadora. Ver la película de los días leyendo historias conmovedoras de gente capacitada que ha sido despedida, es algo muy angustiante. Cómo la elite gobernante nos quiere marcar la cancha todo el tiempo a quienes somos clase media con un “ustedes a ésto no pueden acceder”, es notable. Parece ser que nos habíamos acostumbrado a un bienestar que era de mentirita. Con un BCRA que tenía reservas de mentirita, hasta que el 10 de diciembre mágicamente se convirtieron en papeles “denserio”, con yuanes que dejaron de ser papelitos de colores y devinieron en plata “posta”, etc.




En este desmantelamiento de todo lo que tenga un viso de kirchnerismo, faltaría que eliminen el potasio de la tabla de elementos químicos. Pero parece que por el momento no hace falta: con desguazar Precios Cuidados, AHORA 12, Argentina Sonríe, ProCreAr, Ronda Cultural, la CONABIP, los CAJ, INFOJUS, la unidad jurídica AMIA, las regulaciones financieras promoviendo la inversión PYME y desalentando capitales especulativos, etc. alcanza.




Basta leer las cuentas “El despidómetro“ (@eldespidometro) o “Fui despedido” (@FuiDespedidoAR) para tomar real magnitud del desguace laboral, tanto a nivel estatal como privado, que viene llevando a cabo esta derecha sacada que accedió al gobierno a través de los votos por primera vez en nuestra historia. No como casualidad. No como algo ingenuo, sino como una verdadera política de Estado: generar una masa de desempleo para abaratarle costos (el neoliberalismo, y como decía alguien con escasa formación intelectual hace unos años, considera que “los salarios son un costo más”) al empresariado grande y que participa con capacidad de decisión en esta CEOcracia.





El asunto es bastante lógico: gobiernan para ellos. Lo que siempre hace ruido es la ciudadanía cuyos intereses no tienen nada que ver con un Rocca o un Pagani, y que sin embargo eligió esa opción electoral que la iba a perjudicar en beneficio de los segundos, sin tener presente estas consecuencias. Porque está claro que NADIE QUIERE SUICIDARSE. Nadie quiere empeorar. Nadie quiere empobrecerse. Nadie quiere perder el trabajo, etc. Por ende, quienes votaron a Macri siendo trabajadores clase baja y clase media (con cabecita de patronal) sólo fueron personas que optaron de esa manera porque NOSOTROS no llegamos a explicarles dicha situación. A esta altura resulta imprescindible comprender algo: NO ES SENCILLO eludir esa amplia y sofisticada estructura comunicacional que labura intensamente para alienar el sentido común de la población, acá y en el resto del mundo. Cuando decimos, desde hace tiempo, que “la cultural es la madre de todas las batallas”, decimos éso: es durísimo. Somos David vs. Goliat, pero NO PODEMOS AFLOJAR. Tenemos que estar más pacientes, respetuosos, formados e inteligentes que nunca para poder capitalizar políticamente ese sector de la sociedad que creyó y apostó a un campeón del marketing convencido de que iba a mejorarle la vida, y ya lo está decepcionando, y lo va a traicionar más aún en el transcurso de su presidencia. Entonces, frente a esa voluntad huérfana, ¿machacarle su elección fallida, buscando alegría? ¿Ganamos algo con esas actitudes? Como lo escribió recientemente Sasturain: resistir no es putear, ni estar enojados, ni pasarnos 4 años mirando de reojo la elección del 2015 con una lista de votantes macristas en mano.










Nos prometieron alegría y nos dijeron que cuando se hablaba de las nefastas consecuencias del plan económico-social de Macri, estábamos metiendo miedo. Bueno, lo concreto es que, ante la virulencia de esta derecha autoritaria, en sólo 55 días el resultado es elocuente: la alegría no existe, y el miedo está más presente que nunca. Miedo a perder el sustento. Miedo al castigo por tener una posición político-ideológica contraria al Gobierno actual. Miedo de salir a protestar, por terminar preso (si lo está una dirigente de relevancia nacional, como Milagro Sala, ¿qué nos queda al resto?) o con balas de goma en el cuerpo. Todo se reduce a esa bendita palabra con la que martillaron tanto tiempo durante el kirchnerismo, sin ningún fundamento más que mantener funcionando esa fenomenal maquinaria generadora de prejuicios y pensamiento desclasado: MIEDO. Ahora hay temor de pedir recomposición salarial frente a los aumentos de precios, porque el Ministro de Economía dice: aumentos o puestos de trabajo. Algo que creímos superado en la república Argentina. La verdad es que no cabe más tristeza, pero -al mismo tiempo- hay y debe haber lugar para la discusión política manifestando todas estas cuestiones. No nos puede ganar la angustia en este festival de días grises y repletos de miseria humana explícita, sino que debemos enfrentarlo con inteligencia y estrategia. Por los que no están. Por los que van a padecer este gobierno de gerentes para el puñado poderoso, y necesitan estar acompañados. Por quienes están dando sus primeros pasos en la vida y también quienes van a venir a este suelo, tenemos la obligación de lograr que el compendio de políticas regresivas que comenzó el 10 de diciembre sea sólo el paréntesis entre dos décadas ganadas. Es nuestro deber luchar por ello. Con cantar “Vamos a volver” no alcanza. Inteligencia y estrategia. Hoy, más que nunca. Tenemos la responsabilidad de acompañar la caída de cada ficha ciudadana en esta etapa. Ahí está el capital político que va a garantizar que el proyecto de país nacional y popular vuelva a conducir los destinos de la Patria. La magia ni existió, ni existe ni existirá.







PD: recomiendo con especial énfasis que vean en twitter las notas con la etiqueta #MilitandoElAjuste, con el periodismo que te invita ser cool y achicarte, a partir de la iniciativa del compañero @nanoxdominguez. Aquí, algunos ejemplos. No tienen nada que ver ni la Barcelona ni EAMEO, en serio.












                             



                           



                                         

9 comentarios:

  1. Es impecable la redacción, la compilación de imágenes y de videos. Alta producción loco. abrazo fuerte.

    ResponderEliminar
  2. Excelente nota compañero!! ya la estoy compartiendo. Abrazos!!

    ResponderEliminar
  3. Excelente el artículo Ignacio, muy bien. Solo vos podés hablar con tanta altura y arrancando con una cita a Mariana Nannis.
    Está muy bueno, es enriquecedor y en interesante la autocrítica acerca de que no llegamos a explicarles que esa opción electoral los iba a perjudicar.

    ResponderEliminar
  4. Gran artículo. Siempre voté a la izquierda, salvo en el balotaje, que voté a Scioli. Coincido en todo. Creo que el paréntesis no puede ser de cuatro años porque en ese tiempo el desastre será total. Saludos.

    ResponderEliminar
  5. Excelente nota. Lo único que señalo es que uno de los titulares que pusiste en la posdata es trucho, el que dice "Aseguran que el ser despedido tiene su lado bueno". Lo busqué hace unos días cuando lo vi compartido en facebook y no, es fruta. Podría haber sido un titular de Clarín perfectamente, considerando los demás, pero no. A lo mejor lo sacaron de esta nota de un diario mexicano, muy parecido en el mensaje. http://noticias.universia.net.mx/consejos-profesionales/noticia/2015/11/23/1133948/despido-laboral-lado-positivo.html
    Saludos. Javier Sarquis

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vos sabés que yo también lo googleé apenas lo ví por las redes y no lo encontré, pero me parece representativo de cómo están operando. Abrazo y gracias por leerme.

      Eliminar
  6. Buenísimo! Ahí lo enlazo a un nuevo post.

    ResponderEliminar
  7. Comparto de principio a final. Excelente reflexión.

    ResponderEliminar
  8. Me cuesta no castigar a los anti k lo que han votado pero tomó el Consejo de que no es lo adecuado para sumar y construir. Excelente artículo Ignacio, Saludos!

    ResponderEliminar