“La caridad es humillante, porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal, e implica respetuo mutuo.”
Esas palabras de Galeano chocan con opiniones independientes, en un tiempo donde estuvo en agenda la problemática de la vivienda en el AMBA, y una periodista notable habló de “inmigración descontrolada y de baja calidad”:
También, en ese momento, fue habitual la catarata de
declaraciones del gobierno PRO en la CABA, siguiendo esa línea de razonamiento
para justificar su -obscena, blindada y expuesta- ineficiencia y
desprecio hacia los servicios públicos elementales, echándole la culpa de ese
estado calamitoso a “las personas de los países limítrofes que viven en el
Conurbano y vienen a usar los Hospitales de la CABA”:
La
militancia del egoísmo y la caridad no se indignó frente a semejantes muestras
de xenofobia y nula humanidad, tampoco con el desastre migratorio provocado –en
parte- por las potencias europeas embarcadas en la OTAN, que prendieron fuego socialmente
a varios países para expoliarlos, dejando guerras, y obligando a las
poblaciones –hasta ese momento estables- a emigrar masivamente para escapar de
la muerte, frente a niveles de violencia generados y financiados en virtud de
intereses geopolíticos que NADA tienen que ver con el bienestar de esos
respectivos pueblos. Lampedusa no es de hace 15’, y la falta de humanidad
europea ante la crisis poblacional ocasionada –en buena parte- por ellos,
tampoco.
En
rigor, hay un sector de la sociedad gustoso de ir los domingos a edificios
amplios y con vitrales (y/o ONG’s) a hablar del prójimo, dejar migajas, incluso
ropa vieja y que no usa, pero que pone el grito en el cielo cuando se trata de
contribuir con la parte que le corresponde al fondo de todos (y todas, claro) o
mejorar la calidad laboral de alguna persona que se desempeña bajo su
dependencia. La llave de la felicidad que pareciera tener esta vanguardia de
corazoncitos amplios es la siguiente: cero impuestos, cero intervención del
Estado y cero pobreza (hablar de desigualdad es algo muy fuerte para ellos).
Entonces,
¿se puede estar conmovido por todas las injusticias del mundo mundial,
compartir en las redes sociales imágenes desgarradoras y frases llenas de paz,
y –al mismo tiempo- pasarse los días enrolado en el pupocentrismo, bastardeando
las políticas sociales (que son “gasto”, no inversión) y boicoteando toda
aquella iniciativa que tenga una perspectiva igualitaria? Las mismas cabecitas
que frente a un subsidio a un sector vulnerable repiten, llenas de odio y en
emoción violenta, “no queremos ser Cuba”. Siempre, ante la propuesta inclusiva,
solemos escuchar el comentario despectivo “son zurdos”, “son comunistas”, “mantienen
vagos con la plata de MIS impuestos”, “a MÍ nadie me da nada y a ellos sí”, etc.
Y en relación a los inmigrantes, la respuesta es más vehemente: “la frontera es
un colador”, “paraguayos de mierda”, “bolivianos de mierda”, “vienen porque acá
les dan DNI, trabajo, casa, hospital, ropa...¡Clientelismo político!”, “que se
vuelvan a sus países”, etc.
En relación a lo geográfico, es notable como hay personas que viven en los grandes centros
urbanos horrorizadas por “la pobre gente del norte y África”, ninguneando
olímpicamente que las periferias existen y la desigualdad está a pocos minutos
de sus hogares. Debe ser que la pobreza que vale la pena es la que -en sus
cabezas- está lejos, no “los negros de mierda” cercanos, para los que sólo vale
cagarlos a palos, meterlos presos (si se puede bajar la edad de imputabilidad a
9 años, mejor) y dejarlos en la pampa y la vía.
Yendo
al fondo, ¿cuáles son los conceptos que generan semejantes niveles de inequidad?
¿Detrás de la vocación –o no- por la guerra, la deportación y la brecha
económica, no hay acaso ideología? Filosóficamente
es claro: tanto en la crisis migratoria europea, como en la amplia desigualdad
puertas adentro de cualquier país, hay una elocuente gestión que es plausible
con los favorecidos -los poderosos- y apabullante con los débiles. El paradigma
es ése: egoísmo, políticas exclusivas para una minoría intensa y la mayoría sálvese
quien pueda. En España o Grecia, entre otros, con márgenes vergonzosos de desempleo y falta
de oportunidades; en Siria, Libia y otros países, con el accionar de las
potencias militares a nivel mundial, que arrasan con recursos y condenan a
pueblos enteros a la miseria y la necesidad del desarraigo. En el caso puntual
de Europa, la síntesis es ésta:
Entonces,
¿es una locura exigir que exista la posibilidad de trascender el latiguillo de
Miss Universo pidiendo "PAZ MUNDIAL"?
Pasar de la indignación a la reflexión, ¿será mucho? Aprovechar este intervalo de humanidad exacerbada para pedir un pensamiento que contemple sistemas políticos y económicos, ¿es demasiado? El deseo es uno solo: un mundo más justo, donde haya oportunidades para todos y todas. Ahora, no se llega a ese lugar por casualidades de la vida. Existen paradigmas que avanzan hacia la restricción y otros que lo hacen hacia la integración y la inclusión social. No es todo lo mismo, y no alcanza con la generalización absolutoria que reza "Los seres humanos no somos capaces de hacer un mundo como la gente", o semejante. Hay que animarse a trascender el festival de sobres de azúcar y asumir que se trata de centros de poder y geopolítica.
Pasar de la indignación a la reflexión, ¿será mucho? Aprovechar este intervalo de humanidad exacerbada para pedir un pensamiento que contemple sistemas políticos y económicos, ¿es demasiado? El deseo es uno solo: un mundo más justo, donde haya oportunidades para todos y todas. Ahora, no se llega a ese lugar por casualidades de la vida. Existen paradigmas que avanzan hacia la restricción y otros que lo hacen hacia la integración y la inclusión social. No es todo lo mismo, y no alcanza con la generalización absolutoria que reza "Los seres humanos no somos capaces de hacer un mundo como la gente", o semejante. Hay que animarse a trascender el festival de sobres de azúcar y asumir que se trata de centros de poder y geopolítica.
El
niño sirio fotografiado en el Mediterráneo también estuvo en el Rio Bravo, en
Palestina, en el Canal de la Mancha, en Melilla y en un taller clandestino de la ciudad más rica de nuestro país.
En
concreto, y aunque algunos líderes mundiales y sectores sociales aún no lo entiendan: la Patria es el Otro cercano, y lejano también.
PD: para leer algo serio sobre el tema---> "El plan elaborado por la UE no parece tener nada de novedoso y su idea central sigue siendo la misma: rechazar a quienes buscan una vida mejor, sin importar los motivos. Esta política antiextranjeros, agudizada en los últimos años por el fantasma del terrorismo, es alimentada no solo por los partidos conservadores y de ultraderecha, si no también por las socialdemocracias del continente." http://ombelico.com.ar/notas/la-crisis-migratoria-en-el-mediterraneo-producida-por-europa/
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