La ignorancia es poder, y la
agnotología es la creación deliberada de ignorancia
Pasaron 80 días de la restauración
neoliberal, y en estas horas un sector de la ciudadanía se apresta a ir al
Congreso para apoyar a Macri. Dentro de ese universo de nuestra sociedad, se
encuentran personas que atraviesan una suerte de amor no correspondido con
alguien que gobierna sólo para su clase, y en desmedro de las otras. Así es que
tenemos compatriotas pertenecientes a la clase media o baja interpretando que
El Gerente representa los intereses de ellos y que va a mejorarles la vida,
aunque -como todavía no ha dado una sola muestra de actuar en ese sentido- sólo "hay que darle tiempo". Esa franja social que mira como héroe a su verdugo es lo
que me permito denominar “Militancia serrucho”. No señalo a quienes de buena fe creyeron en lo que prometía Macri (eliminar Ganancias, no devaluar, no hacer tarifazos, terminar con la inflación, crear trabajo, mantener las cosas positivas, etc.) y que
era a todas luces algo superador para sus intereses, sino al antiK emocional, ahora devenido profeta de los “necesarios sacrificios” y que hasta parece dispuesto a
retroceder en sus posibilidades a cambio de la felicidad de vivir sin cadenas
nacionales.
Vemos el tiro en el pie, por ejemplo, en gente
asalariada que pedía una devaluación para “sincerar” la economía calamitosa que
dejaron los K, y otras situaciones insólitas, pero generadas a partir de una
estructura muy aceitada, a la que Zaiat describe trayendo a colación el término cientista “Agnotología”. En sus palabras: un sólido bloque de analistas, economistas
del establishment y hombres de negocios obsesionados con el kirchnerismo que
son maestros en el arte de la agnotología. Se dedican con entusiasmo a la
fabricación deliberada de la incertidumbre, la duda y la ignorancia. Están
desesperados por construir hoy una interpretación histórica del ciclo económico
del kirchnerismo y, tras ese ambicioso objetivo, estrujan cifras y situaciones
hasta terminar viciando la evaluación. Uno de los casos más notables, además de
cuestionar y negar que hubo desendeudamiento, es que no hubo mejoras en el
mercado laboral.
Se trata de la ignorancia (en este caso,
económica) inducida a través de la manipulación de información. Frente a la
coyuntura del presidente Mau, se advierte la presencia de personas que compran
el relato de la “pesada herencia” y avalan incluso la fenomenal carga que será para nuestro país y las próximas generaciones el endeudamiento anunciado como exitoso para convalidar una ganancia exorbitante en cabeza de la minoría
acreedora que pasa sus días como la escoria del sistema financiero
internacional.
Lo concreto es que prometió resolver todo,
y ha empeorado todo. Por eso tanto esfuerzo en llevar adelante una estrategia subestimadora
de la población que creyó en él, buscando instalar un relato que ejecute la
titánica tarea de camuflar algo que se nota mucho: Macri gobierna para los
ricos. Por eso el desesperado pedido de “No me dejen solo”. Algo así como: vean
si pueden mantener su laburo, vean si pueden comer carne, vean si pueden seguir
haciendo las cosas que venían haciendo, que nosotros necesitamos el achique de
ahora para la bonanza del futuro. Como se observa, la derecha no sólo es terca,
sino que además ni siquiera es creativa: siempre la misma apelación a sus
fieles (convencidos o no) con un mensaje casi casi de oración y espera de
milagro divino.
Por eso, como NADIE quiere estar peor, y
Cambiemos prometió avanzar en derechos y conquistas para las mayorías populares,
es que estamos en presencia de “La estafa electoral” de la que habla el compañero Kicillof,
comparando a la militancia serrucho con la ida al cine donde el arranque de la película es lapidario, y quien propuso ese film entra en el apuro de intentar sostener lo insostenible
con un –tierno, ingenuo, patético y- esperanzador “Dale tiempo, ya va a mejorar”.
En nuestro caso, tenemos gente que te quiere convencer que está bueno pasarla mal, y
que si vos señalás -entre tantos retrocesos de la gestión PRO- lo de los
despidos, los tarifazos y los aumentos desmedidos de precios es que sos un ansioso,
desubicado y prejuicioso. Seguramente politizado, fanático y K, por supuesto. Aunque sucede algo muy curioso: si frente a la contundencia de la realidad, la "Campaña del miedo" es lo que actualmente está padeciendo el país gracias al presidente Macri... ¿a dónde está el FANATISMO, en el sentido de negación de lo elocuente, sólo movido por sentimientos y sin racionalidad? ¿En nuestra advertencia que tiene comprobación empírica, o en el festival de ilusionismo que nos piden que homologuemos sin chistar? Es necesario hacer algunas precisiones en relación a esta palabrita comodín y tan bastardeada con la que han querido desautorizar todas y cada una de las opiniones que hemos brindado desde la militancia: somos fanáticos en el sentido de que no somos indiferentes, tomamos partido por las grandes causas y estamos comprometidos con un proyecto político al que apoyamos sin especulación alguna. Ni dementes, ni trasnochados, ni talibanes, ni negadores de lo obvio. Somos fanáticos en el sentido que le asignaba la compañera Evita al Pueblo movilizado a partir de la defensa de sus intereses. Distinto es el concepto que brinda la RAE, donde habla de "apasionamiento y tenacidad desmedida". Nosotros no matamos a nadie, ni le deseamos la muerte ni enfermedades a nadie, ni decimos que Máximo es un flaco petiso de ojos claros. En cambio, lo que sí tenemos es a la colonia de víctimas de la agnotología haciendo gala de una soberbia fenomenal y queriéndonos contar que el cielo es de color amarillo flúor y 2 + 2 = 9. Los negadores de la realidad son ellos, aunque estos fanáticos RAE, que están pasando sus días de oficialistas justificando cualquier barbaridad indefendible, acusen de fanáticos RAE a los fanáticos Evita. Raro, pero funciona perfecto como el mecanismo que la psicología denomina "proyección". La militancia serrucho pone en cabeza nuestra características que deplora y le pertenecen. Que se hagan cargo y dejen de patear la pelota afuera, alguna vez.
Pasamos de la administración responsable del BCRA, publicitada como desguace y transmitida como contador actualizado de Reservas, en modo Riesgo País 2001, a la inoperancia con muchas pérdidas, ninguneada olímpicamente por esos mismos formadores de opinión pública. En este contexto es que resulta más claro que nunca que la económica es la madre de todas las batallas culturales. La mayor fábrica de zonceras reside allí.
Querían terminar con la pobreza, y con los exponenciales aumentos que han tenido los alimentos, sumados a los despidos y la devaluación, sólo se ha incrementado. Querían más ingresos, y tienen menos. Querían más república, y la gestión Macri viene prendiendo fuego la CN, la división de poderes, las leyes y todas las instituciones. Querían dejar de pagar Ganancias, y ahora agradecen continuar teniendo trabajo. Querían “respeto para el que piensa distinto”, y aplauden (o avalan, por omisión de repudio) la clausura de voces opositoras al actual Gobierno con la fenomenal persecución desatada contra las personas que apoyan al kirchnerismo.
Siguiendo la línea de Dolina, y teniendo en cuenta los casos de personas que apoyaron a Macri y han sido decepcionadas con despidos cercanos, el deseo es sencillo: ojalá este compendio de cabecitas
desclasadas comprenda que alguien que gobierna para Paolo Rocca no gobierna
para el Pueblo y recapacite, para no tener que pasar este invierno haciendo malabares
dialécticos en modo Pastor Brasilero para sostener una esperanza de mejora que
jamás va a llegar. Ojalá esta revolución de la abstinencia (para la mayoría)
genere una conciencia social más coherente, porque, al fin y al cabo, quien
posibilita el ascenso social es la política. El avance igualitario de estos años por eso, como solía decir alguien de
quien siguen hablando con mucha asiduidad, NO-FUE-MAGIA. Tampoco lo es esta fenomenal transferencia a los sectores más concentrados de nuestra economía. TODO es política, y sin un Estado que genere las condiciones, cualquier progreso de la clase media y la clase baja deviene en mero voluntarismo individual.
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